11 oct 2012

PASALLÁ-GÜESQUE


Mi primer contacto (físico, porque a través de mi tía Juli  ya conocía el nombre del pueblo) con Valdeperillo fue un domingo, creo que de primavera, de 1973. 

Yo tenía 13 años y ese mismo verano pasé ya allí más de tres meses.


Durante algunos años esa fue la dinámica: aparecíamos en el pueblo nada más empezar julio y nos íbamos el lunes después de las fiestas, a veces justo después de la carrera de burros. Al menos así lo hacíamos mi madre Mari, mi hermana Agurtzane (muy pequeña por entonces) y, algunos años, mi abuela materna, Josefa. Mi padre, Juanjo, claro está, tenía su trabajo y sólo podía estar con nosotros los fines de semana y su mes de vacaciones, que solía ser agosto. Algunas veces también nos acompañó mi tío Miguel.


Llegábamos, por tanto, con las eras y sus alrededores hacinadas de cereal que se trillaban en aquella máquina que ponía "Ajuria-Vitoria", hecha pues en una ciudad que yo distaba mucho de saber que algún día sería la mía:  por entonces y todavía por muchos años yo vivía en Basauri. 


Nos íbamos cuando ya los primeros síntomas del otoño estaban presentes, almendras y nueces ya recogidas o, estas últimas, a punto de varearse. ¡Ah, aquellos años en que el curso no empezaba hasta bien asentado octubre!


Iré desgranando poco a poco en este blog mis vivencias, mis recuerdos, mis sensaciones.


Pero he querido empezar haciéndole un guiño a lo primero que me llamó la atención: el habla del pueblo: aquel ritmo al hablar apenas se distingue ya, aunque a veces, en boca de alguien, por un momento, todavía aflora. Pero también estaba su léxico, sus palabras: "rayo" para el botijo, "astro" para el clima y, cómo no, las órdenes a los animales, aquel "pasallá" para enviarle al macho a la derecha y, todavía mucho más increíble para mí, aquel "güesque" para hacerle torcer a la izquierda.


Así voy a ir yo, me temo, en este blog: a veces "pasandoallá" y a ratos "güesqueando", en busca a un lado y a otro de tantos recuerdos que tengo atesorados y que quiero ir compartiendo, como un acto de amor hacia una aldea tan importante para mi.


Espero mantener el tono. Un abrazo para todas y todos, sin excepción.


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